Mucho se hablado en últimas fechas de si una alimentación basada en el consumo de frutas y verduras es una opción de dieta sostenible, ecológica y saludable.
¿Cómo impactan nuestras decisiones alimentarias en el planeta en el que vivimos? Hay quienes “no pueden vivir sin comer carne” y quienes, por el contrario, prefieren una dieta vegetariana como estilo de vida.
Una dieta vegetariana no incluye ningún tipo de carne, aves de corral ni mariscos. El plan alimenticio está integrado en su mayoría por vegetales, frutas, legumbres, granos integrales, así como algunos productos lácteos y huevo.
Mucho se hablado en últimas fechas de si una alimentación basada en el consumo de frutas y verduras es una opción de dieta sostenible, ecológica y saludable; las opiniones son variadas y controvertidas al respecto. Sin embargo, son tres las razones principales que llevan a una persona a elegir el vegetarianismo:
Impacto ambiental
La manera de producir y consumir carne es una de las causas principales de degradación ambiental. La producción de proteína animal ha contribuido al calentamiento global, representa una amenaza para la biodiversidad y un riesgo de salud pública por el uso excesivo de antibióticos en el ganado.
Según el grupo ambientalista Greenpeace, la agricultura representará el 52% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en las décadas siguientes, 70% de las cuales provienen de la carne y los productos lácteos.
Por salud
Quienes eligen el vegetarianismo, buscan evitar enfermedades, como la obesidad y la diabetes, además de llevar un estilo de vida sana. Con ello se contribuye también a tener un bajo impacto medio ambiental.
Para el bienestar de los animales
La mayoría de los vegetarianos decide no comer carne porque considera que la calidad de vida de los animales criados para la industria alimentaria es muy mala y no los quieren dañar.
¿Qué sería lo recomendable entonces para llevar una alimentación saludable y sustentable?
La sugerencia no es eliminar por completo la proteína animal de nuestros hábitos alimenticios. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indica que “una dieta sostenible es aquella nutricionalmente adecuada, con bajo impacto medio ambiental, económicamente accesible y culturalmente aceptable”.
Lo recomendable sería entonces reducir las porciones de carne hasta consumir 300 gramos o menos, medida estimada por Greenpeace para disminuir a la mitad los niveles de producción ganadera. Otras sugerencias consisten en combinar alimentos de origen vegetal y bajas cantidades de origen animal, además de incorporar a nuestros hábitos alimenticios los productos de la milpa (calabaza, maíz, frijol y chile), sin olvidar consumir local, en el mercado que tenemos cerca de casa, por ejemplo.
Hay alternativas suficientes para llevar una dieta sostenible para nuestro planeta. ¿Cuáles practicas tú?